martes, 28 de junio de 2016

LA YEGUA GRÁVIDA DE LASCAUX

Nos encontramos frente a una de las yeguas de Lascaux (Dordoña - Francia), del Solutrense, la segunda etapa del Paleolítico Superior, por lo que data de unos 22.000 – 18.000 años. En la obra, además de la yegua (sabemos que es yegua porque está encinta), aparecen símbolos que carecen de significado concreto. La obra fue realizada sobre la pared desnuda de la cueva de Lascaux, por lo que se trata de arte inmueble, parietal (cueva caliza de origen kárstico). La técnica utilizada es, en primer lugar el dibujo: mediante un trazo modelado, el artista (hombre o mujer) contorneó en primer lugar la figura con material mineral, como pudo ser el tizón; y, en segundo lugar, empleó la técnica pictórica del enlucido rellenando la figura sombreándola de color ocre, procedente de la tierra en forma de terrón de óxido de hierro, aplicado directamente de sus propias manos o ayudándose de piel empapada con el pigmento. La escena la conforman una yegua en un valle cerrado por una empalizada a la que se le incorporan símbolos; ahora bien, en el conjunto de Lascaux, todos los animales representados se dirigen en procesión al centro de la cueva y se dan la vuelta al llegar al final, dicha yegua pertenece a esa procesión que engloba el tema general del yacimiento rupestre.
La obra se encuentra dentro de lo que pudo ser un santuario para el Homo Sapiens y, por tanto, en su conjunto posee un significado distinto. Pero, centrándonos en la imagen, y teniendo en cuenta varias teorías se llega a la conclusión de que se trata de una obra característica de la magia propiciatoria. La yegua preñada representa la fertilidad y lo que el artista quiso provocar es que los animales se reprodujeran aumentando así el nivel de alimento para el grupo de cazadores-recolectores (la magia propiciatoria explica que al ilustrar una figura con ciertas cualidades, se intenta provocar el suceso representado en la realidad). Aunque, por otro lado, si tenemos en cuenta la teoría estructuralista llegaríamos a la conclusión de que la yegua representa la fertilidad pero no de los animales de los que alimentarse, sino de las mujeres de la propia horda (la simbología explica que las yeguas representan a los miembros femeninos) y, además, aparece rodeada de símbolos masculinos (semejante a espigas de trigo), y  otro femenino (situado a la derecha de la yegua), a los que se le añade un reticulado ( que ha sido interpretado como una empalizada); y, por tanto, quieren provocar igualmente la reproducción dentro de la horda a la que pertenecen. Estas dos teorías serían las que explicarían la obra de la yegua de Lascaux, no sabemos realmente si se aplicaría a los animales o a los humanos, pero si sabemos que lo que ellos representaron fue la fertilidad (aplicándose a la yegua preñada, pues los símbolos cuyos significantes vienen reflejados, carecen de significado concreto y exacto, sino que son subjetivos a los estudios de la corriente estructuralista).
Las pinturas de Lascaux han sido pintadas por enlucido, como se ha explicado en el apartado anterior, ahora bien, no son las mejores realizadas técnicamente. En la Cueva de Altamira (Santillana del Mar, Cantabria), que data del Magdaleniense (18.000 – 8.000 a.C.), el artista aprovechó las grietas de la roca para iniciar su obra, y antes de aplicar la pintura realizó un grabado por incisión que le permitió dibujar de esa manera un bisonte muy realista que después pintó. Las teorías en este caso son distintas pues no están relacionadas con la fertilidad, aunque si con la reproducción pues el bisonte se encuentra en posición fetal y lo que intenta el artista de esta manera es, a través de la magia propiciatoria, traer más alimentos al mundo de los que aprovecharse.
El contexto de la obra se encuadra en el Paleolítico Superior (38.000 – 8.000 a.C.) periodo de la Historia en el que se da la glaciación Würm y la zona de Eurasia se convierte en  un permafrost (suelo permanentemente helado), lo que provoca la escasez de alimentos. Además, una nueva especie, el Homo Sapiens llega a este continente, ocupándolo en su totalidad incluso conviviendo con la especie que ya existía previamente, el Homo Neanderthalensis, antes de su extinción a finales del Auriñaciense en el 28.000 a.C. La entrada de los cromañones trajo consigo la aparición de un nuevo modo técnico, el Modo 3, caracterizado por la obtención de láminas de un núcleo preparado a través de la presión con un útil blando; además, aparece la talla de materiales óseos lo que permitió avanzar en técnicas de caza como fue la obtención de azagayas (puntas de hueso talladas y empleadas como flechas) con sus correspondientes propulsores que, incluso, llegaron a representarse en escenas de caza del Arte Paleolítico. 


YEGUA GRÁVIDA DE LASCAUX

FUENTE: www.studyblue.com
David Sánchez Serrano (URJC - Historia y Turismo).

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