sábado, 24 de septiembre de 2016

LA FORMA

Tras explicar lo que, a lo largo de la Historia del Arte, se ha entendido por Belleza, es necesario resaltar ahora lo que se ha entendido como Forma, pues es algo indispensable en toda composición estética, capaz incluso de llevarnos a una época determinada, tal y como defiende la Teoría del Formalismo sobre la que escribiré próximamente.

Tatarkiewicz en Historia de Seis Ideas: Arte, Belleza, Forma, Creatividad, Mímesis y Experiencia Estética establece cinco tipos de forma que se han definido en el pensamiento filosófico:
  •  Forma A:la forma es igual a la disposición de las partes en un conjunto.
  • Forma B:aquello capaz de ser percibido por los sentidos (no entra sólo lo visual, también tiene forma la música, perceptible por el oído).
  • Forma C:todo contorno de un objeto, es decir, se limita a la parte externa de una figura, los límites de toda cosa; si se tratase de un círculo, la forma sería su circunferencia.
  • Forma D:el término aristotélico de “esencia”, es decir, aquello que define y caracteriza a un ente, y que le es propio a ese tipo de ente (morphé). Por ejemplo, la esencia de ser humano es igual para todos, pues todos somos el mismo tipo de ente.
  •  Forma E:el término kantiano que se refiere a la contribución de la mente al objeto percibido empíricamente.

De entre todos estos tipos de Forma, en el Arte el más importante ha sido el primero, la Forma A, entendida como la disposición de las partes.
Comenzando con la Época Griega, la forma estaba ligada a la belleza, pues para ellos ésta consiste en la proporción de las partes (se establecen diversos cánones).
Para Roma, los reyes de la simplicidad, en cambio, establecen, como Plotino, que existen cosas simples no proporcionadas que son igualmente bellas.
Durante la Edad Media siguen defendiendo que la belleza reside en la forma, como dice San Agustín “No hay ninguna cosa ordenada que no sea bella”; sin embargo, también defienden que, aunque en gran medida reside en la forma, no toda está concentrada en ella.
En el Renacimiento, retoman de nuevo el pensamiento Clásico, especialmente el griego, por lo que la forma es igual a la belleza (la belleza consiste exclusivamente en la disposición y la proporción de las partes).
Cambio radical se va a producir en el Barroco, la forma (entendida de nuevo como disposición de las partes en un conjunto) decae por ser clara y simple, buscando composiciones más complejas y el desequilibrio armónico en las proporciones.
El Neoclasicismo, otra vez, retoma el Ideal Clásico de forma igual a belleza; sin embargo, a partir de este momento en la Historia del Arte, con el fin de la Academia, el resto de estilos artísticos (siglos XIX y XX) van a establecer que la forma no es el único elemento que determina un impacto estético, aunque reconocen que es el único aspecto que se analiza clara y adecuadamente.

El Formalismo va a ser la corriente estético-filosófica clave que va a defender la forma como elemento primordial en el Arte y que, a través de ella, se puede estudiar su Historia.


David Sánchez Serrano (URJC – Historia y Turismo).

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